Cuando Jeff Bezos, CEO de Amazon, anunció que realizaría un viaje al espacio en el cohete Blue Origin financiado por él, muchos se maravillaron de su poder y determinación, pero también se desató una ola de críticas hacia este personaje. Esto me hizo reflexionar mucho sobre las figuras populares y nuestra fascinación con ellas: presidentes, deportistas, actores, y en general cualquier celebridad. Sin embargo, en este ensayo me enfoco en la figura del CEO por ser la mas popular de esta época.
Jeff Bezos, conocido por ser el hombre mas rico del mundo en 2021, un hombre tenaz que representa la cara del éxito para muchos jóvenes y adultos, es también conocido por ser un excelente evasor de impuestos, además de un empresario que no ha hecho esfuerzo alguno por mejorar las condiciones de los trabajadores en sus almacenes de Amazon (hasta hoy).
En una línea similar, Mark Zuckerberg CEO de Facebook, cautivó al mundo al convertirse en un empresario exitoso digno del mundo corporativo, vestido con playeras y jeans.

En 2015 muchos (muchísimos) de los emprendedores que conocí querían ser el siguiente Zuckerberg. Sin embargo, nadie imaginó que unos años después sería llamado a la corte de Estados Unidos (ahora sí usando traje) para responder por acusaciones en contra de la red social por hacer disponible, a actores políticos y terceros con dudosas intenciones mercantiles, la información de sus usuarios. Esto causaría un escándalo de nivel internacional, convirtiéndolo en uno de los enemigos número uno de la privacidad personal.
Admiración y otros recursos
Las figuras populares tienen la capacidad de despertar mucha ilusión, pero con ese mismo ímpetu pueden caer de nuestro pedestal. (Reconozco que nadie que esté en el ojo público estará libre de escándalos o críticas. Mi intención no es calificar sus virtudes morales o su deber ser, sino alinear nuestras expectativas de ellos.)
A veces estos “ídolos”, por la influencia que tienen, son considerados altruistas, genios, o que tienen la capacidad de salvar el mundo con sus empresas.

Es normal. Como sociedad, siendo tan numerosos y diversos, necesitamos un referente. Algo que nos enfoque, inspire o dé esperanzas. Pero al hacer esto es también común que caigamos en una falsa expectativa: que las figuras populares están ahí para ayudarnos.
En éste panorama debemos de prestar especial atención a figuras forjadas directamente en el mundo corporativo. Quizás algunas de sus visiones suenen bien al principio, pero podemos estar seguros que sus acciones siempre le responderán a sus empleados, accionistas y socios; antes que a cualquier otro individuo o sociedad. Después de todo esa es su función.
“Bill Gates ha invertido millones en el desarrollo de la vacuna contra el COVID 19…”
“Elon Musk es el empresario que pone su propio dinero para llevarnos al espacio, a la vez que desarrolla tecnologías limpias para salvar al mundo del calentamiento global…”
El primero está comprando grandes extensiones de tierra para la siembra de monocultivos intensivos y el segundo esta desarrollando un chip para insertarse en el cerebro, mientras planea vender viajes comerciales a Marte. Entre ambos personajes hay suficiente material para darnos una realidad al estilo de los episodios de Black mirror o la película Elysium.
EL NUEVO HÉROE
Cuando se trata de problemas humanitarios o sociales, nuestras esperanzas no deberían de caer en una sola persona. Creo que en vez de eso hay que desmitificar al superhéroe al que estamos acostumbrados: esa figura individual que acude a nuestro llamado de emergencia para resolver nuestros problemas y nos salva de la catástrofe.
Y es posible tomar a una figura popular como las mencionadas anteriormente como referencia, pero debemos aprender a ver a través de ellos, y enfocarnos en el valor que representan (o que queremos que representen), no en sus figuras mancilladas.
Hoy mas que nunca debemos de ser responsables y aprender a confiar en nuestras propias acciones. Entender que también podemos ser el cambio.
-If you need a hero, just look in the mirror-, diría Kali Uchis.
Sin embargo, creo que la imagen frente al espejo no se debería ver así:

Sino así:

Si bien entiendo que las figuras populares son poderosas, creo que el mejor héroe que existe para los problemas de la sociedad, es la sociedad misma.