La era de la des-información

En numerosas ocasiones en el pasado hemos comprobado que la realidad es fácilmente distorsionada. La television y el radio transformaban la información que recibimos, enfocándola u omitiendo partes, a favor de determinados temas o intereses. Ahora, con el internet y las redes sociales, esto es mucho más fácil de lograr.

Deepfakes, fake news, teorías de la conspiración, memes, artículos citados sin fuentes reales, paráfrasis, citas falsas y muchos otros están en el repertorio de recursos de la manipulación mediática.

Si a esto le sumamos que las redes sociales son un nido de opiniones; en el que las noticias no se verifican y se comparten de manera masiva; nos quedamos con el escenario perfecto para la desinformación.

Un “teléfono descompuesto” de escala global.

Esto sucede porque, como toda empresa, las redes sociales venden algo: el tiempo que pasamos en ellas. Este tiempo se amplifica cuando se nos presentan realidades escandalosas y noticias picantes que nos enganchan, haciendo que querramos saber mas. Al fin y al cabo las consultamos para entretenernos. Pero esto tiene consecuencias negativas cuando no somos conscientes de ellas, ya que contribuimos en esta cadena de desinformación, permitiéndole a los intereses detrás de estas noticias lograr su objetivo, sea bueno o malo.

Cuando identificamos contenido con estas características lo mejor que podemos hacer es dudar de ellos e investigar a profundidad y no permitir que esa información engañosa siga fluyendo a través de nosotros.

Los peligros de la des-información

Cada vez que una persona suelta un mensaje al mundo y alcanza una audiencia, tendrá opositores y simpatizantes. Amplificar estas diferencias (polarizar) permite que el contenido siga existiendo, sin importar su veracidad, ya que al final lo importante es que lo consumas.

Es fácil recordar algunos de los temas que dominaron las redes sociales en los últimos años: La “muerte” de Kim Jong Un, las peticiones de Greta Thunberg, o cualquier afirmación que haya hecho el expresidente Donald Trump. Todos ellos sacaron provecho del ruido y la viralidad que ocasionaron para llevar a cabo un objetivo, el cual difícilmente sabremos si tiene buenas intenciones o no. Estas situaciones permiten un efecto colateral: que personas ajenas al evento creen “contenido” a partir de los temas en tendencia, cubriéndolos desde su perspectiva con la finalidad de promocionarse a ellos o a algún servicio. A esto se le llama “Newsjacking” y solo sirve al creador de éste contenido de tendencia y al contenido que terminan haciendo viral. A la gran masa de usuarios de las redes sociales que recibe esta información parafraseada a conveniencia, solo la deja mas confundida.

Las noticias y los temas que se presentan en internet son escabrosos. En ocasiones, aunque resulte incómodo, hay que reconocer que quedan fuera de nuestros límites y es mejor dejarlos pasar para enfocarnos en los nuestros, en mejorar nuestro entorno inmediato en donde sí podemos actuar.

Es muy difícil actuar sobre un tema que nos sobrepasa, como las grandes conspiraciones, sobre todo cuando es un asunto que está sucediendo en un extremo lejano del mundo. Muchas veces el insistir en estos temas con nuestras amistades podría contribuir a enfrascarnos en discusiones por una verdad que nunca será nuestra. El mundo está lleno de gente e instituciones muy poderosas que se encargan de difundir discursos manipulantes y engañosos, los cuales son muy difíciles de identificar. Una búsqueda de internet no nos va a acercar mucho a la verdad.

Esto no quiere decir que invito a la pasividad y la apatía. Si hay algo que de verdad nos importa y nos preocupa, lo mejor es informarnos correctamente y actuar, pero sobre todo ser coherentes y tolerantes. Para lograr esto tenemos que escuchar diferentes opiniones, y asi poder formarnos la nuestra.

El remedio a la desinformación es la acción local y consciente, a la mente ocupada y comprometida, difícilmente la turban estos temas.

Leave a Reply

Your email address will not be published.